Finalmente hemos llegado al experimento que os prometimos hace semanas.
Arriesgandos a recibir bofetadas, periodicazos, maldiciones y miradas asesinas hemos hecho cuatro pruebas para ver cómo reaccionan los estonios. Lo podemos comparar con las reacciones de los españoles ya que una revista española hizo el mismo experimento en España.
Prueba 1 – leer por encima del hombro
¿Qué harías tú cuando alguien empiece a leer tu periódico? ¡No ha pagado!
Raquel, que hizo este experimento en España, contó que la primera “atacada” cerró su periódico un poco y cuando Raquel se acercó lo cerró defenitivamente como diciendo que o lee su periódico ella sola o no lo puede leer nadie. La siguiente víctima cerró su libro y se fue al otro lado del autobús retomando su lectura de pie. Pero también había otras personas más amables. Por ejemplo, un chico leyendo el manual para sacarse el carné de conducir y tal vez creyó que Raquel un día lo necesitara.
En Estonia no muchas personas han hecho nada para prohibir leer su periódico, etc. Tal vez son más amables o sólo más pasivas.
Kätlin probó leer el periódico de una mujer en la estación de autobuses. Ella lo notó y la miró con sospecho pero no hizo nada. Unos días más tarde hizo la misma prueba y cuando esa persona la vio leyendo su periódico se lo ofreció diciendo: “¿Usted también quiere leerlo?” – “No, gracias, ya he leído lo necesario.”
Cuando Eve fue a visitar a su abuela y quería saber las últimas noticias empezó a leer el periódico del chico a su lado en el autobús. Él fue amabilísimo y puso su periódico en el centro para leerlo a medias. Otro día, también en el autobús, había un chico sentado un poco más lejos y entonces Eve tenía que estrechar su cuello para leer mejor y ese tío le preguntó que pensaba sobre las noticias de esa página y Eve tuvo que confesar que no puede entender ruso... Sí, el periódico era en ruso... :)
Prueba 2 – saltarse la cola
¿A ti te molesta si alguien se salta la cola? Probablemente sí. ¿Pero si esta persona tiene prisa? ¿O si es guap@?
La primera persona cuyo sitio quiso robar Raquel la miró con sospecho pero finalmente le dijo en tono maternal: “¡Anda, pasa!” Las próximas victimas no fueron tan simpáticas cuando Raquel intentó hacer la misma prueba en una tienda de ropa. Fue obvio que las personas en la cola se sintieron muy molestadas. “No eres lista.” fue lo más suave que le dijeron. Raquel se dio cuenta que están en un país civilizado donde las colas se respetan.
Ahora, ¿Cómo de civilizado es Estonia?
Kätlin intentó saltarse la cola en una tienda pero una mujer de la cola se puso muy enfadada y le dijo que hay que respetar a los mayores y que tiene que esperar su turno.
Cuando Kerstin vio las cosas sobre la cinta pero nadie que las guardara pensó que había llegado su turno pero acercando a la cajera de repente ¡blop! saltó una mujer que le dijo: “¡Espera, espera, espera! Yo estaba aquí antes.” y refunfuñó durante unos momentos. En otra ocasión Kerstin tenía mucha prisa pero necesitaba sacar dinero y decidió pedir premiso a dos mujeres de la cola. Al principio no parecían muy convencidas cuando Kerstin les dijo que tenía prisa y que tenía que coger el autobús pero decidieron creerla y dejarle saltarse la cola.
Prueba 3 – el reposabrazos “unipersonal”
¿Por qué hay sólo un reposabrazos entre dos sillas en el teatro, cine, etc? La gente que se sienta a tu lado no suele ser un conocido en muchos casos. Entonces, ¿por qué? ¿Para molestar a la gente?
La primera mujer con quien Raquel hizo la prueba, quitó su brazo sin parecer molestada. La segunda mostró solidaridad dejando la parte anterior del reposabrazos para Raquel y poniendo su brazo en la parte de atrás. Unos días más tarde probó hacer el mismo experimento con un hombre que con mucha cortesia quitó su brazo para dejar más espacio para el de Raquel.
Aunque no todas las personas quieren compartir su espacio personal, en España al menos hay algunas. ¿Pero qué tal en Estonia?
Kätlin dijo que como en las clases hay muchísima gente los estudiantes no se enfadan si alguien les roza.
Eve tiene que tomar el autobús para ir a trabajar todos los viernes. Ella se compra el billete antes pero cuando quiere subir al autobús, todos quieren subir antes que los demás. Una vez Eve dijo que ella ya tenía el billete y entonces tendía que subir antes pero el chico a quien se lo dijo se puso muy enfadado y practicamente la empujó. Otro día tuvo la posibilidad de probar lo del reposabrazos. La chica sentada a la izquierda de Eve quitó su brazo cuando ella puso el suyo en el reposabrazos y le dijo: “¿Qué quieres de mí?”
Prueba 4 – una supermochila
¿Qué te parece un chico o una chica dando golpes a diestro y siniestro, empujandote con su mochila enorme? Creemos que recibir mochilazos es muy fastidioso...
Pues, Raquel fue en metro con su supermochila y empujó con ella a la gente, “sin querer”, por supuesto. Pero lo que sucedió fue que la gente no se molestó sino que le pidieron perdón :). Una mujer amable la llamó para cederle su asiento. Las otras veces no fueron tan buenas. Por ejemplo había una mujer que dijo que no se puede entrar en metro con una mochila tan grande, otra dijo que los jóvenes no tienen educación y la tercera persona dijo que tenía que estar quieta en un sitio fijo.
Eve tuvo que hacer un viaje y trajo para la ocasión muchas cosas para ver si un pequeño empujón le molestaría a la gente. Casi a todos les dio igual salvo a dos chicos que le dijeron que tenía que comprarse un autobús para ella misma... Y una mujer preguntó: “Mochila, ¿a dónde llevas la niña?” :)
Una amiga de Kerstin que se llama Gerli nos contó su divertida historia. Una vez ella y su amiga tenían que llevar dos bolsos grandísimos con ellas en el autobús. Para no molestar demasiado a la gente, decidieron poner sus bolsos en dos sitios libres. Un poco más tarde vino un controlador de billetes que les dijo que si querían ocupar dos sitios necesitaban comprar dos billetes para su equipaje. Entonces... Las personas que prefieren estár en pie ¿no tienen que comprar el billete?
Kerstin viaja de Tartu a Pärnu muy a menudo y siempre lleva mil cosas – hay que estudiar y para eso hacen falta los diccionarios... La vida de un filólogo :) Pero nunca ha tenido problemas por tener mucho equipaje porque la gente que viaja suelen compadecer mas que condenar si ven a alguien con una bolsa gigantesca.
* * *
Y, por fin, ¿qué hemos aprendido de este experimento? En primer lugar, ciertas cosas molestan más que otras. En segundo lugar, si a ti no te molesta molestar a otra gente, ¡adelante!
martes, abril 24, 2007
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3 comentarios:
Jajaja :D Aun me estoy riendo con lo de "mochila, donde llevas a esa niña?" :D :D
Hay que reconocer que teneis mucho valor para hacer esos experimentos, pero para ser justo creo que es mas facil si eres chica que si eres chico. Por ejemplo, si en vez de ser Eve la que leía el periodico del chico en el autobus hubiera sido yo, seguro que el chico no hubiera sido tan amable... De hecho estoy seguro de que si en vez de un periodico el chico hubiera tenido una tortilla de patatas la reaccion hubiera sido la decompartirla con Eve tambien. Que fácil es compartir asi...:P
Jose
jajaja, no no no, no estuve maquillada ni nada :P
otra dijo que los jóvenes no tienen educación
Muy típico de las personas mayores en España, eso sí, luego son los primeros que están deseando colarse en el Banco, en el supermercado, en la panadería...
Un Saludo
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