martes, abril 17, 2007

La escuela no es sólo para estudiar

Como nuestros últimos catorce años han pasado en varias instituciones educativas es obvio que estamos interesadas en el sistema educativo. La influencia de la escuela no es menos importante que la de la casa y lo que nos enseñan en los colegios ayuda determinar nuestro pensamiento y percepción del mundo. Y la diferencia entre qué se enseña y cómo se enseña algo aumenta la diferencia entre los estonios y los españoles aun un poco más. Para ilustrar, un chico español de cinco años que tiene que ir al colegio en septiembre próximo se sorprendió mucho oyendo que el hermano de Kerstin, que ya tiene siete años, también va al colegio en el mismo tiempo. Entonces ese chico preguntó si el hermano de Kerstin era un poquito tonto o si tenía problemas intelectuales :). ¡Seguramente no lo es y no los tiene! Además, el hermano de Eve fue al colegio de ocho años. Tampoco es tonto, viceversa los dos son muy inteligentes como sus hermanas mayores ;).

En Estonia generalmente los niños van al colegio de siete años, pero hoy en día casi todos van a la escuela infantil donde también tienen que estudiar un poquito. Así que se van al colegio sabiendo leer, escribir, contar y calcular y hay colegios que sólo aceptan niños que aprueben los exámenes de acceso. Los estudiantes de Estonia deben de estudiar cuatro años en la escuela primaria (algkool) que es seguida por la escuela secundaria (põhikool) que dura hasta que cumplen 16 años. Luego se puede ir a trabajar en un puesto no muy bien pagado, a estudiar en los colegios que dan la formación profesional (kutsekool) o ir al colegio y estudiar tres años más (keskkool). El último es obligatorio para ellos que quieran ir a la uni (ülikool). Y son muchísimos.


En España la educación primaria consiste de tres etapas: ciclo inicial (6-8 años), medio (8-10) y superior (10-12). La educación secundaria consiste de dos ciclos y al acabarla, de 16 años, el estudiante tiene tres opciones que son cursar los ciclos formativos de grado medio, acceder al Bachillerato o empezar a trabajar. El Bachillerato, que es lo más parecido al keskkool en Estonia, tiene dos cursos académicos y está dividido en cuatro modalidades: 1) Artístico, 2) Ciencias de la naturaleza y la salud, 3) Humanidades y Ciencias Sociales, 4) Tecnología.

Para algunos los años en colegio son algo para olvidar, pero a veces ocurren cosas divertidas que te hacen reír años después. Hemos recogido algunas historias muy interesantes de nuestro oscuro pasado ;).

Kerstin. Una vez, en el quinto grado, cuando tenía once años, quiso asustar a los chicos de su clase con algunas amigas. Las chicas se escondieron en el aula para saltar gritando cuando los chicos vinieran. Cuando movió la puerta lo hicieron, pero él que entró fue su profesor que ahora coordina el trabajo de la oficina del presidente de Estonia. Se asustó y casi se derramó la taza de café caliente que tenía en su mano. Después del incidente las chicas estaban seguras que ahí terminaría su carrera educativa. ¡Niñas! :D

Eve. En la escuela primaria todos los niños iban a comer a una sala grande donde las comidas ya estaban puestas sobre las mesas. A menudo tenían sopa de pan negro (¡ojo, españoles!, es riquísima) con “hapukoor” (un producto de leche, un tipo de nata muy estonia) y las niñas odiaban el aspecto que tenía cuando era mezclada porque parecía como “koeraokse” (vómito de perro). Entonces, los niños iban a la sala antes que las niñas y mezclaban su comida para que quedara más para ellos. Eve fue unA de lOs chicOs. :)

Kristi. Las clases de física, como todos sabemos, fueron las más aburridas y por eso Kristi y sus compañeros de clase querían pasar la lección más rápido haciendo unos chistes. Un día llevaban sus juguetes animalitos que hacían sonido a la clase, pero no los sacaban de sus mochilas. Cuando llegó el profesor los pequeños quinquis empezaron a pulsar las barrigas de los animalitos a escondidas: había una vaca que hacía muu-muu (las vacas hispanohablantes dicen muuu), un cerdo que hacía röh-röh (los hispanohablantes dicen oink-oink), un gallo que hacía kikerikii (los gallos españoles cantan quiquiriquí), un gato que hacía mjäu (en España dicen miau), un perro que hacía auh-auh (o sea guau-guau), una rana que hacía krooks-krooks (las ranas en España hacen cruá-cruá pero las pobres ranas en los platos un poco más al norte ya no hacen nada...), etc. Y el profesor fue a la ventana para ver qué diablos estaba pasando afuera :D.

A los estonios les gusta bromear, al menos a los estudiantes, pero también hay días cuando los profesores no tienen nada en contra de cerrar los libros y jugar un poco. Por eso cambian los papeles y para un día cada año los estudiantes del último curso dan las lecciones y los profesores deben de prestar osos de peluche de sus hijos ya que en ese día son los estudiantes del primer curso.


Estudiar puede ser divertido y también útil: nosotras ya sabemos cómo cometer pequeñas travesuras y parecer como todo un ángel (A)...

4 comentarios:

Kiski dijo...

Yo lo pasaba muy muy bien en el colegio, estudié todo en el mismo, desde los 3 a los 18 años.

En España se suele entrar al colegio con 3 años de edad, ya no sé como se llama pero en mi época era un año de "parvulitos" y otros dos de "preescolar"

Un Saludo

Anónimo dijo...

La escuela infantil, ¿no? Es como lasteaed en Estonia, creo... Pero no estoy segura.

Kiski dijo...

No sé como lo llamareis allí.

Aquí hay guarderías para los niños más chicos que no pueden ser cuidados por sus padres.

No sé si es lo mismo, lo siento.

Un Saludo

Neftalí Peral dijo...

Y la universidad, además, tampoco es sólo para estudiar la asignaturas programadas... ¿A que no?